Soy la noción
de lo acabado, de lo que casi nadie quiere ver cuando la propia inspiración se
ha defecado. Cada tanto el cuento se convierte en espiral, tu propia vida es
una secuencia que debería ya muy pronto terminar.
La brisa de la cara hundida, de la persona
perdida, de cada una de tus piezas dentales fuera de lugar; Y ¡Entonces!, el
cinismo frenéticamente naciendo de tu boca ; Amenaza con quererme recitar. Yo
me carcajeo, pues la risa es mi trabajo,
la alegoría de lo absurdo con muy buen trazo es mi esbozo de lo más trágico.
Y después te
miro, con esa silueta tan repulsiva, tan radiante y tan pesada por la
ignorancia que te cargas, que te cagas, que surtes de melancolía sin saber
siquiera lo que tuviste. Se vive de sueños, de planes, de fracasos, de
estupideces que dices, fueron tu fuente de inspiración. Tanto repudio, tanta
pose, tanta mierda que valdría tu alma.
Soy la noción
de lo perdido, un día martes, volviendo a vomitar.