martes, 25 de diciembre de 2012

In the dark



Los buenos momentos no se fabrican en serie, son una artesanía lentamente moldeada, redondeada apaciblemente, esperando a surgir de entre la oscuridad y con una luz brillante contradecir todas las demás cosas que se arrastran y no tienen alas.

Los buenos ratos se comparten con el corazón y se derriten como copos de nieve, nieve que nunca he tenido la oportunidad de ver más de una vez; De confundir la cabeza, se envuelven, se ponen paracaídas deseando un desastre, una coma detrás de otra, y otra.

Yo no compito contra el tiempo desde que la estrella de mi cochera enmudeció, desde que esperar es la respuesta, de que sobre el dinero y se compren un alma. ¡Cómprense un alma!, y envuélvanla en papel brillante, o en una caja de cartón que no pase de veinte pesos, obséquiensela a la noche, a la luna, al whisky, al perro tuerto que decían era su amigo.

Lo que mantiene a la humanidad viva, es el silencio de los que somos muy cobardes para robarle un mordisco de ambición al mundo; Se cuajan las oraciones al señor de las flores en los templos de cantera rosa, se someten en solsticios que ahora rezan al dios muerto.

Los espero a todos de este lado. 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Abejeando


El color de los ojos se va prendiendo,
Las ramas de los árboles son de gas verdoso,
Las colmenas de los bosques se llenan de amor,
Todo el éxito del enjambre depende de nosotros.

Y será en diciembre cuando ella me dará su canción,
Sin importar las mil millas que tengo que vagar,
Escupiendo el polen que recogí con mis patas lentas,
Con las flores rojas no debo escatimar para hacerle recitar.

A la diosa de las cosas rotas no le gusta esperar,
No debo trastabillar si mis rimas a ella le quiero brindar,
Volando entre prados un raro fulgor atropella mis antenas,
Las abejas poetas y los camiones con dieciseis ruedas…

Se volvieron a encontrar. 

jueves, 13 de diciembre de 2012

Envenenado


Las luces de la mañana continúan con las pausas que yo me regale, las confundo con manecillas y veo brillo rellenando las miradas de personas medio vivas, medio muertas, medio tibias. Cada sueño que escupo se vuelve un refugio para las promesas que se caen a pedazos, que se hunden en la tierra y no quiero ayuda de ningún enfermero apaciguador.

Se vive envenenado por derecho y morbo propio, por compromiso con la nostalgia, por cariño a las horas pensando en excusas repetitivas para dejar de ser mejor. Nos queda el desenfrene de los fines de semana, las bebidas fuertes y los besos largos; Cada vez que siento la compañía del caos, el orden confunde su tarea y me revuelve todavía mas.

Son las mariposas de la zozobra que dejan con su vuelo esporas en mi sofá, vuelan, ¿Por qué no dejan de volar?, alguien cuénteme de un antídoto para obligarlas a marcharse y detengan su cruel tarea de quererme envenenar. Al paso que se mojan las ruedas de todos los automóviles, que se embisten como bestias enfurecidas, las piernas se carcomen, el corazón relata pequeños cuentos cortos, yo continuo en mi tarea de dejar de ser ruina y convertirme en aquella ventana, pared, techo y casa… en la que tu quieras habitar