El comienzo
de días más turbios, parece transgredir con lo causal de la cotidianidad; Las
horas anuncian que todo va a implotar sobre su propia pesadez, sobre lo raquítico
de la razón.
Encontramos
huecos dentro de nuestra propia conciencia; Esa que hace falta rellenar con la
palabra adecuada, con la boca perfecta, con la herramienta que modifique lo que
ya no queremos ser... Ya nadie quiere ser en si mismo nada, ni por él, ni por
nadie, no se desea lo que uno tiene, ni quiere tener lo que sabe que siempre tuvo, mantuvo y resguardo...
Entonces
nos volvemos payasos, devolvemos los intestinos, regresamos el dolor ingerido y se fusiona con
la malteada de emociones que es nuestra indecisión.
Hay
palabras, hay farsantes, hay farsantes que saben usar palabras, hay palabras
que son falsas hasta para los propios farsantes, Hay personas débiles que caen
ante las mentiras, Hay mentirosos que caen ante los débiles, Hay caídas y tras
ellas existen muertes, no te dejes solo, para que puedas morir cuando yo me
quiera ir; No te dejes morir, para que yo no me empiece a quedar solo.