martes, 22 de septiembre de 2009

Un angel se cago por Brooklyn

Dicen que uno debe darle el gusto azucarado a las cosas de la vida, los momentos, los letargos, las mañas, los sentimientos encontrados, las falsas promesas, los sollozos, los maltratos.. los egos alzados, las falacias, las melomanías, las manos que ya no se tocan, los besos negados, los misterios revueltos.. el llanto, hay que colocarle miel a todas las lágrimas que se puedan apoderar del único ramo de sinceridad que le queda al hombre...

Dicen que jala mas un cabello de mujer que una yunta de bueyes, dicen que hasta el burro mas golpeado termina por jadear y caerse muerto.. que no hay parcela que no tenga plaga, que no hay corazón sin espinas, ni crucifixión sin salvación..

Dicen que parece mejor perderse en un camino con lodo, que las manecillas solo son fracciones e intervalos de una mejoría interrumpida y que nada de lo anterior se compara con la agonía del respirar constante y del humo inhalado, ni las copas vacías.. ni los ojos que ya no miran por que se fastidian, por que quieren mirar a otros horizontes menos infecciosos..

Hay un montón de argumentos que podrían justificar mis decepciones..
pero todos se invalidan al recibir sus mismas palabras, sus mismas silabas..
"tu no tienes derecho a decirme nada"..

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