sábado, 17 de abril de 2010

Carbón de mezquite

Pretenderé que el tiempo no ha pasado, y que seguimos siendo monstros devora-segundos de la quinta dimensión, es mejor apaciguar las ansias de un futuro remarcado y planear concretamente que es lo que sigue…

¿Qué sigue?, la vida nos ha tocado de golpe en un síndrome donjuanesco y limítrofe, ¿es acaso que llegamos al punto de necesidad próxima por compañía inmediata?

Uno observa el día con ojos tornasol, se revuelve en un suspiro y quizás en aquella idea de que estando junto a ella lo fastidioso de la vida se vuelva tecnicolor, y adquiera un matiz distinto al que uno se acostumbro a observar … como se llama eso, ¿Encariñamiento?, ¿Amor?, ¿Fantasía?, ¿Aberración sexual?

Posiblemente estamos condenados a vivir encadenados a los ojos pardos de una Dulcinea irracional, a perseguir fantásticos gigantes y observar el bucle al que nos hemos sometido con ese aire de ingenuidad …

que en el fondo ninguno desearía tener

No vengo a hablar de relaciones humanas, ni de si es mejor dejar de parpadear y lubricar los globos oculares con limón y sal.. Creo que es más bien un recordatorio a la misma existencia, al saber que si ya he tropezado mil veces con la misma piedra con forma de corazón, mantendré a mano mi tracto mula para aplanar a conciencia eso que se llama desilusión…

Porque hasta la esperanza mas frondosa termina siendo carbón de mezquite

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